[El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo; porque de la abundancia del corazón habla la boca.] Lucas 6:45
Como seres humanos, nos caracterizamos por las diferentes formas de como nos comunicamos, existen muchas formas, gestuales, el habla, escrito, por señas, entre otros; sin embargo cada uno de ellos expresan todo aquello que realmente atesoramos o guardamos en nuestro corazón, inclusive cuando oramos, que no es más que hablar con papa Dios, ésta tiene un significado preponderante, pues cuando aprendemos a manejarlo de una forma apropiada no solo logramos que las cosas sucedan, sino que podemos hacer los días más placenteros, al mantener la mirada en Dios y el pensamiento en las promesas de su palabra.
La palabra hablada tiene mucho poder.
Puede convencernos fácilmente para tomar decisiones; en el mundo espiritual, los hijos de Dios podemos lograr que las cosas sucedan, solo por ordenarlo verbalmente, Dios mismo creó el universo a partir de las palabras de su boca, habló, ordenó en voz alta y todo fue hecho.
Con lo que hablamos con lo que sale de nuestra boca, tanto el corazón de Dios, como nuestro corazón, quedan altamente influenciados. Por ello es fundamental hacer un adecuado uso de nuestro lenguaje, muchas personas cristianas o no tienden a volver sus tiempos de oración, en un continuo quejarse delante de Dios, un renegar y preguntarle ¿por qué? De cada una de las situaciones por las que se atraviesa, en vez de preguntarse el para qué y con que propósito, o qué quiere formar papa Dios de nosotros; el mismo Dios nos motiva a que renovemos nuestro lenguaje.
En este sentido, tal lenguaje renovado debe ser creativo y de bendición, necesitamos comenzar a alimentar nuestra mente con la palabra de Dios, todos los días, con noticias buenas, que el señor nos tiene a cada uno de nosotros a través de sus promesas, a través de los encuentros personales que se tengan con él, y de la comunión que se tenga, y de esta forma aseguramos sus promesas, entonces, nuestros pensamientos serán suficientemente positivos e influyentes, como para mantener un lenguaje de bendición.
Expresa lo mejor de tí. Dios te Bendiga.